La capacidad de los graduados para decidir si los métodos existentes deben optimizarse, desarrollarse o desarrollarse de nuevo en cuanto a su idoneidad para la determinación de analitos se basa, por un lado, en su conocimiento de los métodos disponibles y en su comprensión de sus principios químicos y físicos. Por otro lado, poseen conocimientos en las áreas de ciencia de productos, química (alimentaria) y legislación alimentaria, lo que les permite evaluar la idoneidad de un método en relación con la cantidad esperada, la matriz del alimento, cosmético, bien de consumo o pienso, así como las posibles interferencias y los valores límite que deben monitorizarse. En menor medida, esto también se aplica al campo del análisis ambiental. Los graduados demuestran que han adquirido estas competencias en los módulos correspondientes aprobando los respectivos exámenes finales.